Ella jugaba descuidada con la copa de helado, finjiendo que no le importaba nada, dejándose observar sobre la cama. El la miraba deleitándose con su cuerpo desnudo. Su piel lechosa, sus suaves caderas y la sonrisa juguetona que nadie mas podría regalarle.
A ella la gustaba sentir ese frió recorrer su cuerpo, se erizaba y soltaba una risita inocente mientras movía los pies como una colegiala dejándose estar boca abajo en la cama. Él imaginaba poseyéndola, despacio, suya, completamente suya.
A ella la gustaba el helado de frambuesa, mientras que el, solo se conformaba con el sabor de sus tobillos.